Columna de Hugo Herrera: Caso Zalaquett: políticos, think tanks y empresarios

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Hugo Herrera - La Tercera

15 / 01 / 2024

Zalaquett no ha sido conocido por grandes ideas. Fue más bien ejecutor. Eso, hasta que Carolina Tohá lo derrotó en las elecciones por la Municipalidad de Santiago. Entonces evidenció un talento poderoso: su capacidad de armar conversaciones, vincular intereses, practicar lo que Zaldívar llamó “la cocina”, orillando la Ley de Lobby y fomentando, en el modo dudoso del saltimbanco, vínculos lindantes en la corrupción.

Los testimonios dan cuenta de que en su casa no se trataba de intercambios sobre visiones amplias del país o maneras de articular el bien común. Aunque se reunían personajes conspicuos, ministros, grandes empresarios, dirigentes de partido, columnistas y representantes de “think tanks”, lo de Zalaquett era también más pedestre. Su departamento luce haber operado como especie de zona franca para facilitar transacciones y movilizar recursos entre grupos de interés que así podían soslayar las regulaciones establecidas en un ambiente de confianza propicio para afiatar nexos y cerrar negocios.

Todos debieron haber sabido que reunirse en la casa de un lobista con otros lobistas, empresarios, dirigentes políticos, columnistas de “think tanks”, chocaba con el orden jurídico, además de amenazar el interés general de la nación.

¿Cómo queda, tras el episodio, el gobierno? Al caso del armado sistemático de una red de fundaciones para extraer recursos fiscales se une esto. Su vehemente moralización de la política deviene palabra hueca de jóvenes codiciosos.

¿Qué pasa con empresarios tratando -otra vez- de corromper el sistema político?

¿No aparecen los “think tanks” involucrados como defensores de intereses, lavadores de imagen, dándole además realce social a los encuentros?

Venimos de la crisis más honda en un siglo, producto de la pérdida inveterada de legitimidad de las instituciones. No se confía en las élites porque se han vuelto oligarquía; justamente esto: casta que transa sus intereses de espaldas al pueblo. La crisis se debió a empresarios que abusaban y se coludían con el sistema; a políticos con remuneraciones o campañas pagadas por empresarios; y a “think tanks” financiados de modo oscuro por empresarios. Esos “think tanks” se niegan a revelar a sus financistas. No lo quieren hacer porque sus sueldos los pagan empresarios, para que defiendan, finalmente, sus deseos. Sin revelar a los financistas es imposible que esos “think tanks” discutan, en el momento decisivo, el interés de aquéllos.

Hay ya cohortes de políticos frenteamplistas de izquierda y de “think tanks” de derecha, que venían a renovar la política, diagnosticar abusos, mostrar nuevas visiones de país. Es urgente y necesario que efectúen las aclaraciones del caso. Sin ellas podrían aparecer como testaferros del interés empresarial. De esos empresarios con los que se solazaron en cócteles y comidas en la casa de Zalaquett.

Sin esas aclaraciones, la pregunta terminará sonando ingenua: ¿cómo salimos de esta, la Crisis del Bicentenario?

Por Hugo Herrera, académico de Derecho UDP, en La Tercera.