El gran hermano en el bolsillo

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Pablo Viollier - La Segunda

02 / 07 / 2020

El anuncio del Ministerio de Salud respecto a implementar un seguimiento del flujo de población a través de las antenas celulares generó una sana suspicacia en la población.

Después de todo, en una democracia no le corresponde al gobierno conocer la ubicación, rutina y patrones de comportamiento de sus ciudadanos.

En este caso, la iniciativa no busca obtener la localización de cada individuo específico, sino conocer cómo se comporta el flujo de población en su conjunto. En otras palabras, se pretende saber, por ejemplo, cuántas personas han circulado por la ciudad, cuántos kilómetros en promedio y si ha disminuido la movilidad durante la cuarentena, no contar con información sobre cada persona en particular. ¿Significa que esta información es inocua? Para nada. Para que esta política pública no vulnere los derechos de la población se debe asegurar que estos datos no solo se entregarán de forma anonimizada (es decir, que la ubicación de cada individuo no vaya ligada a su identidad), sino que también lo sean de forma agregada (relativa a la población en su conjunto). Es decir, al gobierno no se le debe entregar información específica de cada usuario, aunque sea anonimizada, sino que se le debe entregar ya procesada y en la forma de promedios: “tantas personas se movieron entre tal y tal sector” o “en promedio, la movilidad bajó tanto”. De lo contrario, existe el peligro que la información desagregada pueda cruzarse con otras bases de datos y, de esta manera, desanonimizarse.

En otras palabras, sería posible reconstruir el vínculo entre la información y el individuo al cual refiere.
Esta información es altamente sensible, y en manos del Estado se corre el riesgo que sea filtrada, mal utilizada o abusada. Por último, para justificar esta medida, el Gobierno debe demostrar que esta forma de calcular la movilidad de la población es sustantivamente mejor que la utilizada actualmente, y que es necesaria para una mejor toma de decisiones relacionadas con la pandemia.
Si ya estamos midiendo el nivel de movilidad de forma satisfactoria, entonces simplemente no vale la pena echar mano a esta información sensible en manos de las empresas telefónicas.