Levantemos la voz también por los niños

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28 / 01 / 2020

Andrea Bustos – La Segunda

En medio de las demandas sociales enarboladas en los últimos meses, hay una que todavía no se escucha en las calles, no se discute, ni se visibiliza: la necesidad de una adecuada representación judicial de niños cuyos derechos han sido vulnerados.

Entre agosto 2018 y diciembre 2019, con el apoyo de estudiantes de Derecho de la Universidad Diego Portales, investigamos cómo está operando la figura de los abogados que representan a niños -curadores ad litem del artículo 19 de la ley de tribunales de familia- en los procedimientos judiciales que tienen lugar cuando se ha producido una vulneración o amenaza de sus derechos.

Uno de los aspectos que se analizó en la investigación fue si los abogados se toman el tiempo de conocer a quienes representan; es decir, si se entrevistan o no con los niños, y en qué condiciones lo hacen.

La principal conclusión es que muchos niños simplemente no conocen al abogado encargado de representar sus intereses, o bien le conocen apenas minutos antes de entrar a una audiencia, en la antesala del tribunal. Esto ocurre a pesar de que, en la teoría, se considera de suma relevancia que el profesional conozca a su representado.

El problema que describo es de tal gravedad que debiese inquietarnos y preocuparnos a todos. Imagine lo siguiente: tiene ocho años y recibe malos tratos físicos de su padre o madre, hechos por los cuales se origina un juicio en que deberá discutirse la medida cautelar y/o de protección a su favor, la que podría ser disponer su ingreso a un establecimiento del Sename. ¿Cómo se sentiría si el abogado que lo representa en este procedimiento, tan trascendental en su vida, lo conoce a usted en el mismo tribunal, alrededor de diez minutos antes de que comience la audiencia?, ¿Consideraría que ese abogado lo va a poder representar adecuadamente, de forma tal de transmitir al juez qué es lo que usted quiere, le preocupa, o con quién le gustaría vivir?

Creo que es evidente el nivel de indefensión en el cual un niño se encuentra en estas condiciones, y es sorprendente que como sociedad no lo estemos hablando y discutiendo, cómo no estamos protestando con todas nuestras fuerzas para que situaciones como la descrita no ocurran.

Por eso, el llamado urgente hoy es a levantar la voz también por los niños.

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